lunes, 24 de noviembre de 2008

Calificadoras de Riesgo: El poder de las letras

Mientras una AAA abre de par en par las puertas de los mercados financieros, una CCC significará una sobretasa importante. El veredicto de las calificadoras.

Su opinión tiene peso de ley para los mercados. Una mejora o una baja en las notas que asignan pueden significar ganancias o pérdidas cuantiosas para los inversores. La esencia de su negocio es conocer a fondo la marcha y la performance financiera de cada una de las compañías que tienen bajo análisis, agudizar el ojo y tratar de adelantarse a los hechos.
Se trata de las calificadoras de riesgo. Evalúan tanto a empresas, como bancos, fondos de inversión o aseguradoras, y a Estados nacionales, provinciales o municipales. Sus sentencias se expresan en letras y se denominan notas o ratings. Una “AAA” es el cielo y “D” el infierno. En el medio, una amplia gama de matices a los que tanto inversores como emisores están más que atentos.
En la Argentina están presentes desde hace varios años tres de las más importantes calificadoras a escala global. Se trata de Standard & Poor’s (S&P), Fitch y Moody’s.


Les tocó pasar por épocas florencientes del Mercado de Capitales y también por las otras. Hoy reconocen que el negocio está pasando por una etapa positiva en la que lentamente vuelven a aparecer emisiones para calificar.
Standard & Poor’s está presente en 21 países desde los cuales da cobertura a más de 75 mercados y es una de las compañías proveedoras de servicios financieros –fundamentalmente índices bursátiles- más utilizada por los estrategas de inversión de todo el mundo..
La calificadora de origen estadounidense, que da cobertura en más de 80 países, tiene presencia local en el sector de emisiones corporativas y de entidades financieras, FCI y aseguradoras, y buenas expectativas a futuro. La última en sentar bases locales fue Moody’s. Lo hizo a principios de 2003 tras la adquisición del 100 por ciento del paquete accionario de dos calificadoras locales: Magíster y Humphrey’s. En la Argentina, la calificadora se hizo fuerte en el segmento de bancos y compañías de seguros

Lo que viene...

La suerte del negocio de las agencias de calificación está íntimamente atada al crecimiento del mercado de capitales, una cuenta que en la Argentina aún está pendiente aunque las operaciones en torno al recinto de la Bolsa de Comercio ganaron protagonismo en los años posteriores a la crisis de 2001, cuando los bancos cerraron el grifo del financiamiento a las empresas y los productos estructurados primero (fideicomisos), y las tradicionales obligaciones negociables mas adelante, fueron utilizadas como fuentes de fondeo.

Hasta fines de julio se percibió en la Argentina un interesante incremento en la actividad del mercado de capitales, se hicieron muchas emisiones genuinas y otras quedaron preparadas, un poco stand by ante la inestabilidad internacional pero que seguro, una vez que retorne la calma, saldrán al mercado. El mercado argentino es muy chico y cómo va a ser 2009 a nivel de emisiones y negocios dependerá de lo que suceda con las tasas de interés y la liquidez mundial. Si se estabiliza la situación internacional, el año próximo debería seguir viéndose la ingeniería financiera del primer semestre de este año cuando las empresas aprovechaban las condiciones externas para reformular pasivos que habían sido contraídos en el marco de las reestructuraciones de deuda y, por tal motivo, tenían muchas restricciones y tasas altas.
Desde la Argentina, las tres calificadoras atienden a clientes privados (empresas, bancos y fondos de inversión) y evalúan las emisiones de provincias y municipios. Pero ninguna maneja localmente el rating soberano, la nota que le corresponde a la Argentina como emisor de deuda (actualmente B en escala global) y que representa un techo al rating que pueden obtener el resto de las emisiones domésticas.

Los ratings o calificaciones son una opinión respecto de la calidad crediticia del emisor o determinado instrumento. Es decir, de la posibilidad de que puedan hacer frente en tiempo y forma el compromiso de pago. Se otorgan a escala local (normalmente identificadas con la sigla Ar.) y Global (las primeras no son comparables entre emisores de distintos países) y resultan fundamentales a los inversores para la toma de decisiones en el armado de carteras.

En la escala de calificaciones, y con leves matices entre las diferentes agencias, la “AAA” significa capacidad extremadamente fuerte para honrar sus compromisos financieros. Los ratings que le siguen, AA, A y hasta la BBB, son considerados como grado de inversión o investment grade y es la línea que marca la diferencia entre emisiones seguras y aquellas especulativas. En ese sentido, las notas por debajo del investment grade significan no sólo que el emisor deberá pagar una tasa más alta para obtener recursos, sino que son títulos que automáticamente quedan excluidos del menú de muchos inversores institucionales, las AFJP que por regulación no pueden invertir en activos con ese nivel de riesgo.

Al final de la escala de calificación está la temible D, que significa el default o incumplimiento en el pago, una categoría que la Argentina como emisor soberano y muchas compañías locales también, padecieron durante algún tiempo. La antesala del infierno es la CC que califica como “muy vulnerable” a la emisión. Así, pocas letras son suficientes para que los inversores determinen cuánto le exigirán a una empresa o un Gobierno para darle financiamiento. Finalmente, la perspectiva (Outlook) asignada a una calificación termina de completar el veredicto: si es positiva, la nota podría ser subida en la próxima revisión. Pero, si es negativa, caben grandes posibilidades de descender uno o más peldaños. n Mónica Fernández.
Manejar el conflicto de intereses
Las calificadoras hacen del respeto de sus clientes y de los inversores su mayor patrimonio y, en ese contexto, la delicada relación con los emisores -sus clientes- y el posible conflicto de intereses que podría generarse lo manejan con mucha severidad. El tema que muchas veces genera interrogantes o puede prestarse a suspicacias es cómo enfrentan el hecho de tener que asignarle un mal rating a una emisión cuando es precisamente esa compañía quien paga sus honorarios.
Para no dejar lugar a malos entendidos las agencias de calificación se atienen, a rajatabla, a los estándares de calidad de sus propias casas matrices y también a las normas de la IOSCO, que es el organismo que a nivel internacional regula a todas las Comisiones de Valores y recientemente emitió un Código de Buenas Prácticas para las calificadoras.
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miércoles, 19 de noviembre de 2008

El Cartonero de Warren Buffet

¿Qué sería de Warren Buffet si hubiese nacido y aplicado su exitosa estrategia de inversión en la Argentina? ¿Gurú de los inversores locales o ex ahorrista devenido cartonero? Por lo que se ve, “comprar y mantener” en nuestro país no promete el cielo.

Todos los que operamos en los mercados financieros lo conocemos y admiramos: Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, es el único del top ten que hizo toda su fortuna en la Bolsa.

Pragmático, creador de las frases más ingeniosas e inteligentes en el ámbito bursátil, este genial inversor es quizás el gurú que aplica la estrategia más simple entre las exitosas: buy and hold (comprar y mantener) es su lema. Por supuesto, siempre que se trate de comprar un buen activo y a un precio interesante…


Inversiones realizadas por “el Oráculo de Omaha” en firmas como American Express, Wells Fargo y Coca-Cola, por citar sólo algunas, terminaron siendo grandes negocios un par de décadas más tarde. Gracias a este tipo de aciertos, desde 1965 hasta el presente la rentabilidad del fondo que administra, Berkshire Hathaway, promedia el 23,3% anual y prácticamente duplica el rendimiento del índice S&P 500 estadounidense.

Dicho esto, los invito a realizar un divertido ejercicio mental: supongamos que Buffet hubiese nacido en la Argentina varios años después y hubiese pretendido desarrollar su estrategia de inversión en la Bolsa de Buenos Aires. ¿Cuál sería hoy el resultado?

Tomando datos reales, imaginemos que Buffet “el argentino” decidió comprar el 16 de enero de 1992 acciones de tres de las más representativas empresas locales, hoy en actividad: Banco Francés, Acindar y Molinos. ¿En cuánto habría incrementado su riqueza casi 17 años después? O mejor: ¿Habría incrementado su riqueza? A continuación, los precios en pesos de cada una de las compañías al inicio de la jugada y al presente:

Fuente: www.bolsar.com

De los datos surge lo siguiente:

Con las acciones de Banco Francés, habría perdido 63% sólo en términos nominales. Es decir, sin calcular la pérdida de poder adquisitivo de esos nominales a causa de la inflación. En dólares, en tanto, habría pasado de lucir papeles de US$ 8,60 cada uno (la paridad del peso era de 1 a 1 en el ’92) a contar títulos por un precio individual que hoy no llega al dólar.

Con Acindar habría cedido el 39% de su capital en términos nominales (nuevamente omitimos el cálculo de la inflación), mientras que en dólares habría perdido casi un 82% de su inversión, dado que cada papel pasó de costar US$ 9,40 a 1,70.

Finalmente, Molinos Río de la Plata puede calificarse como la inversión más lucrativa de nuestro Buffet imaginario. La acción “apenas” cayó un 14% nominal durante el período citado, al tiempo que en dólares pasó de cotizar a US$ 10,50 a operar a 2,70.

En conclusión, si Warren Buffet hubiese nacido en estas tierras, su carrera como inversor no habría trascendido y sería más probable encontrarlo liderando un sindicato de cartoneros que mencionado en la tapa de los diarios como asesor estrella del Gobierno.

Comprar y mantener, por lo menos en la Argentina, no promete el cielo.

Fuente: Nicolás Litvinoff - Inversor Global
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sábado, 15 de noviembre de 2008

Análisis Técnico, predice el futuro ?

Una vez que nos encontramos decididos a invertir y no sabemos que acciones comprar, o si están baratas o muy caras, existe una herramienta que esta dando que hablar y que nos ayuda a reducir en gran medida la incertidumbre del futuro comportamiento de los papeles.
Esta Herramienta es el Análisis Técnico, es una de las actividades mas desafiantes a que se tienen que enfrentar aquellos que están encargados de tomar decisiones o de brindar asesoramiento financiero.
Estas decisiones ponen a prueba todos los conocimientos del inversor y, por qué no, sus corazonadas e intuiciones. Algo especialmente complejo siempre, pero sobre todo en momentos como los actuales, en donde lidiamos con alta volatilidad en los mercados.


Es cierto que la información necesaria para la toma de decisiones de inversión es cada vez más compleja por las crecientes interrelaciones existentes entre mercados de capitales, los productos que se ofrecen y las distintas herramientas financieras que pueden ser complejas para la mayoría de los pequeños inversores. Si bien cada día hay más información disponible, su tratamiento en profundidad es muy costoso y sofisticado, y por ende no suele estar siempre al alcance del inversor medio.

Así, el Análisis Técnico proporciona diversas herramientas que tienen como uno de sus objetivos reducir los dificultosos análisis de estados financieros y contables como a su vez su significado e influencia en las expectativas futuras.
Al Análisis Técnico (AT), se lo conoce como una técnica de análisis más que como una metodología de valuación como lo es el análisis de estados financieros contables. Esta técnica tiene como objetivo analizar la posible evolución futura del precio de un activo, dada la serie histórica de precios pasados, método que es criticado por muchas personas.

Los postulados del AT se centran básicamente en que los precios descuentan toda la información conocida y existente en el mercado, así como las expectativas de los inversores. Otros de los fundamentos de AT son que los precios de los activos suelen tener una tendencia definida a lo largo de un período apreciable y que la interacción entre la oferta y la demanda son gobernados por un número importante de factores tanto racionales como irracionales. Esta debilidad no se encuentra en el análisis fundamental, dado que su estudio es más tangible a los ojos de la Eficiencia del Mercado.

Dentro del AT, a su vez, se encuentran distintas herramientas o instrumentos que son usados para determinar tanto señales de compra venta, como para encontrar niveles críticos de precios dadas divergencias de indicadores, establecer tendencias o ciclos de movimientos, etc. Así podemos desarrollar diferentes ramas dentro de este tipo de análisis.

Chartismo
La primera rama más conocida dentro del análisis técnico recibe el nombre de Chartismo. Como dijimos anteriormente, a través de los precios podemos analizar el comportamiento de los activos, sus causas y su posible evolución. El chartismo se basa exclusivamente en el estudio de las figuras geométricas que trazan las cotizaciones históricas en un gráfico.

Estudiando las distintas figuras chartistas que se van formando en el gráfico, intenta predecir la futura tendencia o movimiento de precios. Esta herramienta centra su postulado en la teoría de que el comportamiento pasado suele repetirse. Es decir que cuando un analista encuentra alguna de las formaciones conocidas como soportes y resistencias, triángulos, Hombro-cabeza-Hhombro, cuñas, canales, etc., la decisión de comprar o vender se basará en el resultado que arrojó la figura encontrada en una anterior oportunidad.

Continuando dentro del chartismo, encontramos a la teoría de las Ondas de Elliot. Esta teoría es atribuida a Ralph Nelson Elliot, quien estudió el comportamiento de las masas para luego desarrollarlo en el comportamiento de los precios de los activos financieros a partir de los números de Fibonacci. Así encontró que los movimientos de los precios tienden a operar en fases reconocibles y que los mismos pueden ser anticipados en cierta medida.

Análisis Cuantitativo
El análisis cuantitativo llegó con la evolución del análisis chartista, y podemos decir que este tipo de análisis trata de objetivizar los graficos y tendencias que brindan los graficos. Los más conocidos son los indicadores técnicos derivados de la misma serie de datos de precios y volumen históricos de un activo. Puntualmente un indicador es formado por fórmulas matemáticas que contemplan diferentes ratios por los cuales un analista puede aumentar su poder de análisis y de toma de decisiones.
Entre los más simples que podemos encontrar en cualquier programa de gráficos, existen diferentes indicadores según su función. Indicadores de tendencias como las medias móviles, MACD, bandas de Bollinger; indicadores que miden si el precio está sobrecomprado o sobrevendido como el RSI o el Stochastic; e indicadores de mercado que miden distintas variables como cantidad de acciones en suba o en baja, volumen creciente o decreciente, diferencial de precios máximos y mínimos, ratios de venta en corto, ratios call/put, etc.
Concluyendo, es bueno tener en cuenta a la hora de realizar análisis técnico, es la liquidez con que cuentan los mercados, ya que sin ella todo lo que analizamos desde el punto de vista técnico resultaría en vano, pues no contaríamos con un nivel operativo que confirme lo que podamos predecir.

Saludos..











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